Con el alma en un hilo quedaron los papis y mamis de Gringolandia tras conocer un estudio realizado por la organización animalista Peta, quien soltó que la ingesta de una determinada marca de alitas de pollo fritas afectaría el tamaño del pene en los varoncitos que aún residen en los vientres mamitas.
Los defensores de los animales y contrarios a la ingesta de carne enviaron una carta a los organizadores del Festival Nacional de Alitas Buffalo, con la doble intención de salvar a las aves de corral y la "integridad física" de los niños por nacer.
En la misiva, pidieron que se mantuviera alejadas a las mujeres embarazadas de las alitas de pollo "por el bien de los órganos sexuales de sus hijos (nonatos)".
Según especialistas, las alitas de pollo Buffalo contienen un químico llamado ftalato, que en altas concentraciones, obstaculiza de diferentes formas el desarrollo reproductivo de los varones.
Sin embargo el ftalato se encuentran en muchos otros productos, como tratamientos de belleza y alimentos preparados. De hecho las aves de corral no son las que más lo contienen.
"Creo que cualquier vínculo entre el consumo de alitas Buffalo, incluso en mujeres embarazadas, y el tamaño de los genitales de sus bebés es muy sutil", aseguró Shanna H. Swan, académica de una uni versidad médica de Estados Unidos.