En un acontecimiento histórico, que no se da desde 1981, los presidentes vivos de Estados Unidos se reunieron para gozar de un suculento almuerzo en la Casa Blanca, en Washington DC.
Antes del condumio, entraron a la Sala Oval y posaron para el monapio de rigor los ex mandatarios Jimmy Carter, George H. Bush, Bill Clinton, más el gobernante saliente, George W. Bush, y el electo, Barack Obama.
La cita -según sopló el propio George W. Bush- se realizó a instancias de Obama, quien considera que su asunción en el cargo es la resultante de una secuencia histórica en la que han participado todos los ex mandatarios, por lo que es bueno tener la visión y la experiencia de ellos antes de sentarse a, prácticamente, dirigir el mundo.
Dana Perino, la portavoz de Bush, precisó que los cuatro hombres hablaron sin cortapisas tanto de los pequeños temas de familia como de los grandes asuntos del mundo.
Después del comistrajo, todos los presentes le desearon al primer presidente negro de los Estados Unidos la mejor de las suertes, especialmente porque tendrá que combatir la mansa crisis económica mundial.
