Los científicos que trabajan en el Gran Colisionador de Hadrones (LHC), lograron, por primera vez, la colisión de haces de protones en el gran acelerador de la Organización Europea de Investigación Nuclear (CERN) a una energía de 7 TeV (teraelectronvoltios).
Tras dos intentos fallidos, este "triunfo" abre las puertas a una nueva fase de la física moderna, pues permitirá dar respuestas a numerosas incógnitas del Universo y la materia, según los científicos del CERN.
Pocos minutos después de las 13.00 hora local (11.00 GMT), los cuatro detectores gigantes del Gran Colisionador de Hadrones (LHC) el Atlas, Alice, CMA y LHCb, repartidos en distintos puntos del túnel de 27 kilómetros de largo que forma el acelerador fueron registrando los choques de los haces de partículas inyectados en sentido opuesto.
El director general del CERN, Rolf Heuer, expresó su gran alegría y excitación por lo que calificó de "principio de una nueva era para la física moderna", en declaraciones transmitidas por videoconferencia desde Japón, donde se encuentra de visita.
"Con esta experiencia se abre una ventana para obtener nuevos conocimientos del Universo y del microcosmos, aunque esto no será inmediato", señaló el director general.
La colisión a siete TeV supone una fuerza 3,5 veces superior a la lograda jamás con un acelerador de partículas y marca el inicio de los experimentos científicos del LHC, con los que se pretende entender la naturaleza del universo.
"Después de casi 20 años, ahora vamos a explorar un nuevo territorio", dijo el científico sueco Erik Johansson, al explicar que acelerando y chocando los protones a esa energía esperan resolver secretos como la materia oscura, que forma la mayor parte del Universo, descubrir la antimateria o el famoso bosón de Higgs.
La existencia de esa partícula, que debe su nombre al científico que hace 30 años predijo su realidad, se considera indispensable para explicar por qué las partículas elementales tienen masa y por qué las masas son tan diferentes entre sí.