Diversos psicólogos y psiquiatras entregaron sus conclusiones sobre la personalidad de Dominique Pelicot, durante la investigación.
Dominique Pelicot, el francés que drogó durante una década a su esposa Gisèle para que 51 hombres la violaran, fue analizado psicológicamente por expertos en el área, para profundizar en su perfil.
El hombre de 71 años, juzgado en Francia, fue descrito como un abuelo “cariñoso” y un buen hombre de día, pero un violador de noche.
Un primer psicólogo esbozó el pasado viernes la “doble cara” de este “manipulador perverso”. “De día, puedes ser coherente y, de noche, parecer diferente”, dijo el experto Bruno Daunizeau.
El profesional hizo un referencia al “doctor Jekyll”, el siniestro científico de la novela de Robert Louis Stevenson.
“Tiene una sexualidad tenaz”
Por su parte, la psicóloga Marianne Douteau, dijo que el carácter “colérico” de Dominique Pelicot, inspiraba “miedo”, y que esos rasgos serían parecidos a los de su padre, al que odiaba.
“La sexualidad del señor Pelicot parece calcada de su personalidad: ordinaria en público, pero dentro de su pareja tiene una sexualidad tenaz”, explicó ante el tribunal de Aviñón, en el sur de Francia.
La psicóloga ejemplificó diciendo que su esposa Gisele Pelicot, rechazaba las peticiones de su marido de hacer swinger (intercambio de parejas), y que el acusado lo compensaba “utilizado sitios de chat pornográficos”.
Un manipulador con personalidad perversa
“En 50 años, nunca le he visto decir nada inapropiado o obsceno sobre una mujer”, aseguró el jueves su ahora exmujer, y que es su juventud era “seductor, de cabellos largos”, el hombre del que se enamoró en el verano de 1971 y con el que formaba una “pareja funcional”.
Sus nietos lo adoraban, y sus vecinos también. Nadie sospechaba que de noche y, a veces, de día se transformaba en reclutador de desconocidos para que violaran a su mujer drogada. Estos actos habrían ocurrido unas 200 veces entre julio de 2011 y octubre de 2020.
El acusado no padece “ninguna patología o anomalía mental”, sino una “desviación sexual o parafilia de tipo voyerista”, según los exámenes psiquiátricos realizados durante la investigación.
Es un “manipulador” con personalidad “perversa”, que usaba a su esposa como “cebo”, y que cayó en una “dinámica de adicción sexual”. Cuando fue detenido en 2020, expresó su “alivio”, porque “no era capaz” de detenerse.