Explican por qué la música que suena hoy vale champiñón

Menos brillo que zapato de gamuza tiene la música actual, concluyó un pulento estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Y ojo, que no analizaron solo a los wachiturros, el reggaetón o la bachata. No, no, no. Los cabezones se dieron la pega de estudiar 464 mil canciones desde 1995 a 2010 y cacharon que las más nuevitas se parecen más entre sí que las más antiguas. Ni hablar de clásicos como Mozart, Beethoven, Chopin, Tchaikovsky o René de la Vega.

Según el estudio, la música actual tiene menos sonoridades, es más homogénea y previsible.

De acuerdo al análisis, en los últimos 55 años han disminuido  las transiciones entre los grupos de notas. El director del trabajo, Joan Serrá, explicó que estos resultados en las canciones son como las palabras de un texto. Es cosa de escuchar un reggaetón con el clásico "¡duro, duro!" o el "mami que te quiero hacer gozaaaaar". Y eso repetido mil veces.

“En la década de los 60, por ejemplo, grupos como Pink Floyd experimentaban mucho más con la sonoridad que ahora”, soltó el investigador.

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