Firman pacto para compartir a una mujer en el ring

El jefe de policía de sector Kisimani, en la ciudad de Bombolulu, en el condado de Mombasa, en Kenia, acudió presto con su gente cuando recibió la noticia de que dos machos recios se estaban dando cornetes, patadas y picotones en los ojales, además de insultarse en la lengua local, el swahili.

El brazo fuerte de la ley que es el capitán Abdalah Abdulrahman paró en seco a los titanes del ring, identificados como Sylvester Mwendwa y Elijah Kimani. Después les pidió los "carneses", se los llevó al cuartel y les pidió que abrieran la sanguchera de a uno y sin insultarse.

Ahí don Abdalah cachó el mote: ambos se estaban dando duro y donde cayera por el amor de una mujer, la bella viuda y madre de dos chicuelos Joyce Wambui, que les daba chicha y chancho a ambos, pero por turno. Cuando cacharon el engaño, se fueron a las manitas.

El jefe de polis les pidió calmar las pasiones y aceptar que uno de ellos iba a perder. Les pidió que hablaran con Joyce y que ella eligiera.

Así lo hicieron, pero las frescolicha les dijo que era feliz con ambos, pero no al mismo tiempo. Ella alcanzaba para los dos y que si la querían deberían aceptar la realidad.

Sylvester y Elijah la pensaron, la repensaron y de tanto cranearla se les ocurrió firmar un pacto ante testigos para compartir la milonga. Al toque agarraron papel de cuaderno y en swahili acordaron hacerse cargo del arriendo de la casa de Joyce y de los gastos de los hijitos que ella tuvo con  un finado. Y los tres quedaron felizcotes hasta que los celos los separen.

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