Esta es la nueva moda entre las cabras portentosas, con ansias de recorrer el mundo y tomarse monitos con el celu en paisajes soñados: el topless viajero o "The Topless Tour".
Nada de fotelis selfies (el caracho), belfies (el tambembe) ni sexfies (en pose de cacheteo). No, señor. Se trata de viajar al Himalaya, a las cataratas del Niágara y otros paisajes de miedo, despojarse de las poleras, los cubre callaguaguas y lograr la imagen con el celu para subirlas a Instagram y Facebook.
Esta tendencia comenzó en un viaje entre tres amigas londinenses. Olivia Edginton, Lydia Buckler e Ingvild Marstein Olsen, estudiantes de danza. Las cabras decieron retratarse después de darse un baño sin sostenes en un lago helado del pueblo de Olsen, en Noruega.
Querían mostrar a sus seguidores el momento de libertad que estaban viviendo, y así lo hicieron. Una acción espontánea que provocó que las jóvenes repitiesen la idea en cada lugar de vacaciones que visitaban, animando a la gente a hacer lo mismo en sus viajes.
Pocos meses después la iniciativa se ha convertido en una auténtica moda en la que incluso nos podemos encontrar alguna imagen masculina.
En la playa, en el campo, en la nieve, el mar o en la mismísima ciudad de Hong Kong. Los sugerentes retratos copan las redes sociales con un único pretexto: “Unir a todas las mujeres del mundo en un sentimiento de libertad y poder compartir la belleza de sus cuerpos”. Así lo describe la página de Facebook dedicada a recoger las fotografías.
