Las autoridades de la Ciudad Eterna le declararon la guerra a los chicles debido a los daños que causan en los monumentos y las zonas arqueológicas.
"En Roma cada día 15 mil gomas de mascar son arrojadas a las calles y también en los sitios arqueológicos. Cada año son casi 5 millones y medio los chicles que van a ensuciar las calles", se quejó el superintendente de la capital italiana, Umberto Broccoli.
El compadre denunció que "las gomas de mascar provocan un daño increíble porque se pegan y luego desprenden incluso pedacitos de mármol".
Broccoli recordó que Roma no es Singapur, donde se puede terminar preso por los chicles, pero anunció una multa de por lo menos 50 euros -33 lucas chilenas- para los cumas que sean descubiertos tirando chicles al suelo en áreas arqueológicas o artísticas.