CIUDAD DE MEXICO.- Como Brhadaranyakopanishadvivekachudamani Erreh Muñoz fue bautizado un pitufito, recién nacido, convirtiéndose de esta manera en el cuate con el nombre más largo de su país y, lo más probable, de planetoide y hasta de la Vía Lactea.
La genial idea la tuvo nada menos que su abuelo paterno, quien le impuso a su hijo que así debía llamarse su nieto y, a su vez, este último cumplió con su papurri y le chantó el largo nombre.
Claro que el abuelo no tenía, de primera, ninguna intención de romper algún récord, sino que solamente homenajear a dos pensadores de la India, e inspirado en libro "Diccionario de las frases célebres", y que tiene nada menos que 36 letras -más que el abecedario completo-, sin incluir Erreh Muñoz.
COMO EL PAPÁ
En cambio, su mamurri, María López Mendoza, le contó a la televisón local que ella quería que su retoño se llamara igual que su pierna suave: "Yo pedí que mi hijo llevara el mismo nombre de mi esposo".
La primera parte del nombre ¿? significa "el hombre se convierte en lo que hace". No obstante la profundidad del pensamiento el apelativo es un dolor de cabeza para la persona que lo lleva.
La mamacita del bebé contó, pues que cuando iba a nacer su guagüita, al que seguramente le llamará "el Brady", una aseguradora estaba confundida con el nombre y los apellidos y tardó en encontrar el certificado.
Y el abuelo, camote, machista e hinchaforros, no se contentó sólo con el nombre. José Refugio Muñoz le impuso además el apellido "Erreh, que significa "esposo, refugio, rosario, esposa e hijo" y que se adjunta con su nombre y el de su esposa por lo que asegura es el apelativo más largo del mundo.
Ahora la familia, que vive en la ciudad de Saltillo, en el norteño estado de Coahuila, espera inscribir el nombre en el Libro de Récord Guinness.
En México son tradicionales los nombres creativos o raros. Para muestra, un botón: Zoila Vaca del Campo, Hitler o Michael Jordan, según consigna Telam.
Actualmente, el Registro Civil de Coahuila impulsa la campaña "Mi nombre es para siempre" con el objetivo de que las personas registren a sus vástagos con nombres fáciles de escribir y pronunciar.
José Refugio Muñoz al parecer no había escuchado ni se había enterado de esta última campaña, porque ¡qué manera de joder al nieto!