En Gringolandia las elecciones presidenciales son más enredadas que un plato de tallarines porque no necesariamente gana el candidato que saca más votos, como le pasó al actual presidente Bush la primera vez que se presentó a la Casa Blanca.
En las primarias de los dos grandes partidos estadounidenses el sistema es el mismo: En cada uno de los estados la gallada escoge a un número de electores dependiendo de la población. El candidato que gana se lleva para la casa a todos los electores y serán esos caballeros los que después van a elegir al candidato.
Ayer fue el día clave de la carrera al sillón presidencial porque en 24 estados se votó por demócratas y republicanos y a medida que fueron pasando las horas se conocieron los primeros resultados.
Hillary Clinton ganó las primarias en representación de los demócratas en el estado de Nueva York, del que es senadora, lo que le otorga la mayoría de los 232 delegados que se disputaban el segundo mayor botín en el país, indicaron medios locales.
La esposa del ex presidente Bill Clinton arrasó también en Massachusetts, con lo que debe obtener la mayoría de los 93 delegados en juego en ese estado.
A este resultado contundente se suman los obtenidos en Tennessee y Oklahoma.
El otro demócrata, Barack Obama, se impuso en Georgia, Illinois, estado por el cual es senador, y Delaware.
Por los republicanos, el senador John McCain se alzó ayer con la victoria en las elecciones primarias de su partido en los estados de Illinois, Connecticut, Delaware y Nueva Jersey, mientras que el ex gobernador Mitt Romney, lo hizo en su estado de Massachusetts.
Los demócratas expatriados fueron tratados como un estado número 51, con mayor voz.