Murió Kofi Annan, el ex secretario de las Naciones Unidas, que junto a nuestro país se opuso a la invasión norteamericana a Irak. El mismo confesó que su mayor fracaso fue no pudo impedir la guerra.
No lo negaba ni lo evitaba. Kofi Annan reconocía cada que vez que le preguntaban que no haber impedido la segunda invasión a Irak (2003) fue uno de sus grandes fracasos como secretario general de las Naciones Unidas, organismo que dirigió en 1997 y 2006.
Annan se convirtió en de los primeros funcionarios de carrera de las Naciones Unidas en asumir el máximo cargo y también el primer subsahariano en detentar tal posición.
Ayer, y tras una corta enfermedad, su familia informó que Annan murió a los 80 años en Suiza. En sus últimos días, estuvo acompañado por su mujer Nane y sus hijos Ama, Kojo y Nina.
Annan venía de una familia acomodad de Ghana. Pudo estudiar economía y luego perfeccionarse en EE.UU. y Suiza para dedicarse a la diplomacia.
Su carrera comenzó desde abajo en 1962 cuando se desempeñó en la Organización Mundial de la Salud. Subió todos los peldaños hasta convertirse en el séptimo, y emblemático, secretario general de las Naciones Unidas.
Annan se destacó por convertir un puesto considerado como casi decorativo, dado el poder de los países con poder de veto, a una investidura de real peso que usó para interceder en favor de las naciones más débiles.
En la mitad de su mandato fue galardonado con el premio Nobel de la Paz "por su trabajo por un mundo mejor organizado y más pacífico". Pero el fantasma de la Guerra de Irak le pesó hasta el final de su mandato. La invasión para Annan siempre fue "ilegal" porque nunca contó con el apoyo del Consejo General, ya que las pruebas de armas de destrucción masiva nunca fueron concluyentes.
"Espero que no veamos otra operación tipo Irak en mucho tiempo, sin aprobación de la ONU y sin apoyo amplio de la comunidad internacional", advirtió Annan.
El 2012 el diplomático fue designado por la misma ONU y por la Liga Árabe para mediar en la guerra en Siria, pero sólo duró cinco meses en esa misión porque a su juicio, las grandes potencias no estaban colaborando en la búsqueda de paz, sino que velaban por sus propios intereses.
"La humanidad pierde a un pilar moral. Pierde a un guerrero de la paz. Pierde a una voz que, en este mundo convulso, siempre buscó el diálogo. La ausencia de Kofi Annan será enorme y la mejor manera de homenajearlo es mantenernos fieles a los principios que inspiraron su lucha", expresó Ricardo Lagos, cuyo gobierno se atrevió a votar en contra de la invasión norteamericana que derrocó a Saddam y sucumbió en el caos a una nación entera.