El hongo fue descubierto en 2009 en Corea del Sur, tiene una alta resistencia a antibióticos y los contagios tienden a ocurrir en recintos hospitalarios en pacientes con sistemas inmunológicos debilitados.
"Creer que en el mundo hay un solo patógeno es verdaderamente problemático", dijo a The New York Times Susan S. Huang, especialista en enfermedades infecciosas de la Facultad de Medicina de la Universidad de California en Irvine. La doctora piensa que, debido a que la medicina ha enfocado sus esfuerzos en enfrentar la pandemia, ha surgido un espacio para que se desarrollen otras enfermedades.
"Tenemos todos los motivos para creer que el problema ha empeorado", aseguró Huang.
La amenaza es causada por una variedad de hongo relativamente nueva, Candida auris. Esta especie ha generado ciertos brotes aislados alrededor del mundo en países como Estados Unidos, India, Italia, Perú y Francia; por ejemplo, en tierras estadounidenses ya habría alrededor de 250 casos, según informó The New York Times.
Ya antes de la pandemia algunas autoridades globales habían empezado a combatirlo, aislando a las paciente y mejorando las medidas higiénicas en recintos médicos. Pero el Covid-19 obligó a cambiar las prioridades.
Difícil detectar y matar
Se estima que cada año mueren alrededor de dos millones de personas a causa de infecciones producidas por hongos, y la resistencia de estos organismos a los medicamentos va en aumento. En el caso de la Candida auris, fue nombrada por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos como una amenaza fúngica emergente y potencialmente mortal.
Según información de la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud (ANLIS), este hongo fue descubierto en Corea del Sur en el año 2009 cuando se detectó una infección en el oído de una mujer sana. Los contagios suelen ocurrir de manera intrahospitalaria, generalmente por medio de las manos del personal de salud y el entorno del paciente (habitación, cama, velador y aparatología médica para realizar estudios).
La Candida auris tiene una alta resistencia a los tratamientos antibióticos tradicionales. A ello se suma que es difícil de detectar de forma temprana, por lo que, cuando es diagnosticado, ya se encuentra en etapas avanzadas. Por el momento, los síntomas son poco específicos, aunque los pacientes suelen presentar fiebre como consecuencia de la infección, y a veces desarrollan heridas en las orejas.
Se barajan distintos factores que podrían permitir el crecimiento del Candida auris, tales como los sistemas inmunes debilitados de los pacientes de Covid-19 internados en hospitales, la creciente resistencia de algunos microrganismos a los antibióticos (en 2019, la Organización Mundial de la Salud calificó este como una de las diez grandes amenazas contra la salud global) y el calentamiento global, fenómenos que podría estar dando mayor facilidad al desarrollo de micosis (infecciones ocasionadas por hongos microscópicos).
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EEUU, casi la mitad de los pacientes que contraen el Candida auris fallecen en aproximadamente noventa días, siendo particularmente vulnerables las personas con sistemas inmunológicos debilitados.
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