Las relaciones extramaritales dan para todo. Es el caso de Argentina, donde en un fallo civil inédito una mujer le ganó una demanda por daños y perjuicios a la esposa de su amante. Quien deberá indemnizarla con 60 mil pesos argentinos, unos 2,2 millones de pesos chilenos.
El atado comenzó a mediados de agosto de 2013 -según El Nuevo Día, de Mendoza-, cuando un ciudadano bife conoció a una ejecutiva bancaria enferma de guapa. Se flechó, la chamulló y la esperó a la salida.
Ambos congeniaron sobre la mentira del califa. Quien le dijo que su esposa lo había dejado y que residía en España. El pololeo iban tan embalado, que el galán le dejó usar su estacionamiento en su edificio.
Todo bello hasta que la mujer del chanta volvió de la Madre Patria el 9 de septiembre de ese año, donde estaba por motivos de trabajo. Apenas llegó cachó el auto de la otra en su espacio y destapó el atado. Especialmente cuando le enfrentó en el aparcadero.
Paga
Ese mismo día penca, la atosigó con 14 llamadas telefónicas y numerosos mensajes de texto en onda furia y ofensiva.
Tres días después, no contenta con las elevadas en vivo y en directo y por celu, se fue a meter al banco y pidió hablar con los jefes de la amante, a quienes pidió echarla porque "es una puta, una cualquiera". Pero los guaripolas de la entidad se cuadraron con su empleada y la dejaron en su puesto.
La cosa no quedó ahí, ya que "la otra" recurrió a los tribunales tanto penales como civiles. No consiguió procesarla criminalmente, pero sí la pescó la jueza civil Rossana Moretti.
La magistrada le halló la razón y condenó a la gorreada a pagar "gastos terapéuticos, gastos judiciales y daño moral", basada especialmente en las declaraciones de los ejecutivos bancarios, que atestiguaron la difamación en contra de su empleada.