Su convicción de que "no existen pruebas que el Duque de Edimburgo o los servicios de espionaje británicos" ordenaran la muerte de Diana de Gales, dio a conocer ayer el juez Scott Baker, a cargo de la investigación judicial sobre el fallecimiento de Lady Di.
Así lo indicó el magistrado al resumir el caso ante el jurado, previo al inicio de las deliberaciones, tras un proceso que se prolongó durante seis meses.
De esta forma, el juez desestimó la tesis de una conspiración presentada por Mohamed Al Fayed, padre de Dodi, el novio egipcio de Diana que falleció junto a ella en París, el 31 de agosto de 1997.
Según el millonario Al Fayed, la familia real británica deseaba eliminar a Lady Di y a su hijo por el temor de que la madre de los príncipes herederos a la corona, William y Harry, fuera a tener un hijo de un musulmán.
"No hay pruebas de que el Duque de Edimburgo ordenara la ejecución de Diana, y tampoco hay pruebas de que los servicios de inteligencia o cualquier otra agencia del gobierno la organizara", aseveró contundente el juez Baker.