En los tiempos del cólera, de las ráfagas agitadas que traen aromas de una Tercera Guerra Mundial y un caos nuclear que mantiene en permanente tensión a Estados Unidos y Corea del Norte -pese a ciertos avances-, una mujer ha florecido con inusitada presencia para darle otro color a tanta belicosidad.
Se trata de Kim Yo Jong, la menor de las dos hermanas de Kim Jong Un , quien a sus 30 años es la mujer más fuerte en la historia norcoreana. Actualmente, se le sindica como pieza clave en el giro más dialogante que presenta el país asiático frente a sus grandes enemigos: Corea del Sur y la Norteamérica de Donald Trump.
Con estudios en Suiza, al igual que su hermano, Kim Yo Jong se maneja como toda una estratega en las lides políticas, algo que su hermano ha sabido reconocer y utilizar a su favor. De hecho, fue la única mujer que se sentó en la mesa de negociaciones entre ambas Coreas, dejando claro que tiene una muñeca hábil y una voluntad de hierro a la hora de cerrar tratos.
De una belleza especial, la mujer pasó de tener esporádicas apariciones públicas, siempre muy por detrás de la omnipotencia de su hermano, a convertirse hoy en el brazo derecho de uno de los hombres más poderosos del globo, y con quien tiene una relación muy abierta, ya que los medios internacionales destacan que entre ellos pueden hablar de todo, y que Kim Jong Un siempre toma en consideración la palabra de su hermana.
"Es una de las pocas personas que puede hablar libremente de todo con el líder Kim. Tiene probablemente una influencia mucho más importante que los otros dirigentes norcoreanos en lo que concierne a la toma de decisión y la coordinación política con el líder", reconoció alguna vez Yang Moo-jin, profesor en la universidad de estudios sobre Corea del Norte en Seúl.
Ascenso veloz
Con tantos conflictos en el horizonte y una manera poco efectiva de resolverlos, sino que más bien ahondar las diferencias con sus rivales, Kim Jong Un advirtió que necesitaba la ayuda de alguien para mejorar su capacidad de negociación. Pero ese alguien no podía ser cualquiera.
Tenía que ser de su extrema confianza, idealmente de su sangre, tener conocimientos específicos de política internacional, hablar varios idiomas e inspirar respeto y admiración, pero sin opcar su propia imagen. Fue ahí cuando el líder norcoreano pensó en potenciar a su hermana, a quien sólo se le había visto en el funeral de su padre, el 2011, y acompañando a su hermano desde el 2014. Sin embargo, su rol hoy es clave, y no sólo en Corea del Norte, sino que para asegurar la tranquilidad planetaria.
Sin tener participación público en toda su juventud, hoy Kim Yo Jong es una de las autoridades más fuertes del politburó del Partido de los Trabajadores, sitial desde el que cuida los intereses de su hermano de manera celosa, siendo clave en las negociaciones con la otra Corea y alistando ahora lo que será la cumbre clave para el fin de la hostilidad que más espanta al mundo: la reunión entre Kim Jong Un y Trump, la que es prácticamente un hecho, tal como lo anunció hace días el presidente americano.
"Tenemos el día y tenemos el lugar". Sea donde sea, de seguro que ahí estará la "Princesa de Corea del Norte", el lado amable del poder norcoreano.