A Rey muerto, rey puesto. A una semana de la muerte del pulpo Paul, el marajá de los aciertos del Mundial de Sudáfrica, el acuario Sea Life ya tiene su reemplazante: Paul II, que, por ahora, sólo comparte con su antecesor el gusto por las conchas y mejillones sin mayonesa.
Pero ni se crea que este reemplazante tiene asegurado el protagonismo mundial. Porque, simplemente, el gen de la predestinación no existe, por lo que cabe la posibilidad de que este octópodo sea bien ordinario, y sólo se dedique a lanzar tinta cada vez que se asuste con los feos visitantes del acuario de Oberhausen, Alemania.
Considerando que Paul I nunca le vio el ojo a la papa, los encargados del recinto prepararon a otro cefalópodo para que tomara el puesto. De hecho, a diferencia del original, que abrió los ojitos por primera vez en aguas de Inglaterra, el sucesor nació hace cinco meses en Montpelliere, Francia.
Al más puro estilo de las dinastías de las monarquías europeas, se armó la mansa ceremonia para que "el" elegido tomara el trono en la sagrada pecera. Lo único que le faltaba era la Lady Di.
Ante las cámaras locales, el nuevo rey se fondeó entre las piedras y media hora más tarde se paseó todo agrandado y hasta un peíto piola se l salió.
Eso sí, lo abacanao se le podría terminar en 2012, cuando tenga que achuntarle a los resultados de la Eurocopa. Pobre de él que vaya a guatear.