Estaba sin pega y a palos con el águila por el lote de deudas que se acumulaban en su depa del Bronx, en Nueva York. Se miró al espejo y vio al de siempre, a Louis Ortiz, el hijo de puertorriqueños, con barba y bigote. Justo en ese momento de marzo de 2008 se decidió hacerle caso a un amigo y comenzó a rasurarse hasta que de entre los pelos surgió nada menos que Barack Obama, el mismísimo presidente de Gringolandia.
“Mister president”, exclamó asustado Louis y desde ese día su vida comenzó a cambiar. Tanto que ahora, transcurridos seis años de ese momento, no para de ganar fama y plata como el doble del mandatario estadounidense.
En 2009 conoció a un agente de Las Vegas con el que firmó un jugoso contrato para presentaciones casi a diario ante audiencias que les gusta escucharlo imitando la voz de Obama y que llegan a aullar cuando le estrechan la callosa al doble.
"Hasta ahora puedo decir que ha sido una experiencia loca, con mucha exposición, sorpresas y la atención que he recibido en todas partes ha sido increíble", le soltó al sitio The Huffington Post.
Conoció al cineasta Bryan Murdock, que puede ser medio loco pero no tonto, quien decidió hacer un documental con la vida de Ortiz, que se estrena esta quincena y que registra la vida del imitador desde la elección del presidente en 2008 hasta su reelección en 2014: “Bronx Obama” se llama la obra.
Pero no todo ha sido bonito en la vida de Louis, ya que la caída en la popularidad de Obama ha repercutido en su vida, ya que algunos que no diferencian realidad de fantasía le han querido decir unas cuantas cosas mal hechas del presi y otros le han ofrecido hasta charchazos.