La Pippa es total: Dejó la pelambrera en boda de su hermana

¡No faltan! Digo, los peladores. Y el Matricidio Real de los príncipes William y Kate, no fue la excepción.

Claro, y el blanco de los pelambres fue nada menos que la ricarda Philippa Middleton, que acaparó la atención de los medios de todo el mundo.

¿Y, por qué?, se preguntará usted, querido lector cuarterolo, y le respondo de inmediato. Resulta que la Pippa, como le llaman cariñosamente, que fue la madrina de su hermana, llegó ataviada con un vestido ¡blanco...! Horror... Si ni siquiera las reporteras pop que siguieron desde tempranito el cocido bodístico directamente desde Vicuña con Ñuble, segundo piso cimbreante, osaron llegar ataviadas con colores claros, ni siquiera floreados, con el objetivo de no opacar a la flamante novia.

Para qué decir de la complicidad que se formó entre la hermana de la novia y el hermano del novio, el príncipe Harry, quien, según dicen, estuvo tentado de la risa durante toda la ceremonia en la abadía de Westminster, lugar histórico de la apoteósica boda, donde otrora la princesa de princesas, Lady Diana, también tomó los votos matrimoniales con el "infiel consuetudinario" del príncipe Charles (¿será amigo del Manguera?), ambos padres de William y Harry.

Es que la pelambrera mundial no tiene nombre. Y todo porque la Pippa (el nombrecito que le pusieron) simplemente, se lució. ¿Acaso usted no hace lo mismo -o, al menos, lo intenta-, cuando es invitado a un casorio... claaaro que sin el glamour de estos enlaces british?

Ooooobvio, pues mi amiga, si todas se quieren ver elegantes, glamorosas, despampanantes, sin igual. en dos palabras, RI-CARDAS, y todo para lucirse junto al troglodita, o bien, dejar con la tarasca abierta a los jotes que nunca faltan en estos eventos.

Así las cosas, mientras el matricidio continuaba, el vestido de la hermana menor de la Cata, acaparaba la atención. En todo caso, me da la impresión que no sólo era el vestido. ¿Se fijó usted, querida barrera pop, en el peinado de la chica? ¿Y usted bribonazo cuarterolo, en las curvas que le hacían relucir el atuendo que vestía la cabra? ¡Diga que no! No se la cree nadie.

En fin. Pero la misma Casa Real se encargó de aclara de una el tema. La hermana no pretendió ¡por ningún motivo! opacar a su hermana, sino solametne dejar con los ojos como huevo frito al Harry, con quien armó el brillote bailongo para la noche.

Sí, porque el vestido ¡nunca fue blanco!, sino que de un "marfil satinado", creado al mismo tiempo que el vestido de la novia por Sarah Burton (?) para Alexander McQueen, en un crepé pesado y adornos de encaje, igualito que el vestido de la novia! ¡Es que era la madriiiiina, pues!, ¿Le cayó la teja?

Igual nada que decir, porque la primera en impactar fue nada menos que... ¡la Pippa!, quien esperó a su hermana en la puerta de la abadía acompañada de los pajes-pitufos, vestidos a la usansa antigua, con pantaloncitos con una rosita bajo la rodilla y una chaqueta colorada, orlada en amarillo, todo para llevarle la cola de casi tres metros del vestido de su sister. (Claro, si se iba sola, llega atrasada al matricidio, ¿no cree usted?).

En fin, cumplió y superó las expectativas, porque la cabra se lució con su sencillez, aplomo y seguridad, con una sonrisa "pep" y muy segura de si misma. ¡Como si siempre hubiese sido de la realeza!

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