Muchos medios han hablado de que entre ellos existía una buena relación, de las cartas que Felipe le escribía a Diana. ¿Pero era así realmente?
Desde el fallecimiento el 9 de abril del duque de Edimburgo, mucho se está hablando de él y de la relación que tenía con Diana de Gales y aunque muchos medios han hablado de que entre ellos existía una buena relación, vamos a analizar cómo fue en realidad el vínculo que existía entre ellos.
Cierto es que el Príncipe Edimburgo sentía compasión por Diana de Gales al ver que se sentía sola dentro de la Casa Real, ya que él sabía perfectamente lo que era pertenecer a una Familia Real y llegar de nuevas. Aún así, y aunque en muchas ocasiones el duque de Edimburgo le mostrase su apoyo, siempre fue el marido de la Reina Isabel II y debido a eso, su lugar estaba más que definido.
Se ha hablado mucho de las cartas que Felipe le escribió a Diana de Gales una vez que esta decidió separarse de su hijo, el Príncipe Carlos, pero lo cierto es que más allá de la buena sintonía que demostraba en sus palabras había una clara intención. Esa era calmar las aguas y apagar el fuego mediático que Diana había empezado a llevar a cabo en los medios de comunicación.
Es decir, detrás de esas palabras en las que el Duque de Edimburgo mostraba su comprensión en el sufrimiento de Diana, estaba la estrategia de conseguir que la princesa no hablase más públicamente sobre los temas de la Corona y así, mantener la imagen limpia de cara a todos los ciudadanos.
Diana de Gales se sintió sola durante todo su matrimonio con el Príncipe Carlos, no recibió apoyos, solamente las espaldas de todos los miembros que habían dado su beneplácito para que se diese el 'Sí, quiero' con el futuro Rey de la corona británica. Sabían que con ella llegarían las buenas intenciones y así fue, pero el pueblo habló y se posicionó al lado de esta mujer que solo vivía para las causas sociales y el bienestar de sus hijos.
La Reina Isabel II y su marido se reunieron con Carlos y Diana en varias ocasiones para intentar salvar su matrimonio, por la sencilla razón de que su ruptura significaría un nuevo escándalo para la Familia Real británica. En ningún momento se preocuparon de cómo estaba emocionalmente aquella joven que había tenido que soportar infidelidades, malas palabras y el vacío de un hombre que estaba enamorado de otra persona.