Siete patos malos que juraban haberse mandado el robo del siglo quedaron como los cacos más giles around the world, ya que en vez de pelarse los sacos con los billetotes se llevaron bolsos llenos de puras cartas.
El pastelazo ocurrió en Buenos Aires, cuando el lote de antisociales entró al banco Credicoop arriba de un auto idéntico al que usa el gerente de dicha entidad.
Dentro del banco amenazaron al personal y en una rápida acción se llevaron dos sacos que acababa de dejar una empresa de correspondencia.
En un comunicado entregado por la entidad bancaria se indicó que "se apropiaron de dos bolsas cerradas que contenían correspondencia sin valor comercial alguno".