El hallazgo de huesos humanos bajo el suelo de un sótano ha disparado la hipótesis de que se pueda tratar de una niña cuya desaparición hace 35 años es uno de los grandes misterios de Italia y del Vaticano.
La familia de de Emanuela Orlandi, una joven de 15 años que desapareció en 1983, está presionando a la fiscalía italiana y al Vaticano para conocer más detalles sobre los huesos humanos encontrados bajo el suelo de un sótano de la nunciatura (embajada) de la Santa Sede en Roma.
El macabro descubrimiento hace pensar que efectivamente podría tratarse de Orlandi, la joven hija de un empleado vaticano y cuya desaparición hace 35 años, mientras se dirigía a su escuela, es uno de los grandes misterios de Italia.
La Fiscalía de Roma abiró una investigación bajo el delito de homicidio y ha ordenado un análisis de los restos encontrados por algunos obreros en la tarde del lunes mientras realizaban obras en la Nunciatura, según explicó el Vaticano en un comunicado.
"El fiscal jefe de Roma, Giuseppe Pignatone, ha pedido a la Policía Científica y a la Policía de Roma que investiguen la edad, el sexo y la fecha de muerte", se leía en la nota oficial.
Caso misterioso
Los medios de comunicación apuntaron hoy la hipótesis de que se trate de restos que pertenezcan a dos personas, ya que se encontraron en dos sitios diferentes.
Ello les lleva también a sugerir que se pueda tratar de Mirella Gregori, otra joven desaparecida también ese mismo año y de la que nunca se tuvieron noticias.
El caso Orlandi tiene muchos componentes de misterio, ya que en la suerte de la muchacha se cruzan todo tipo de teorías que señalan a mafiosos, a la Iglesia e incluso al turco Ali Agca, que en 1981 atentó contra el papa Juan Pablo II.
La pista de que alguien había encargado a la Banda de la Magliana secuestrar a Orlandi fue una de las hipótesis evaluadas durante la investigación, sobre todo después de que la novia de De Pedis, Sabrina Minardi, dijera a la fiscalía de Roma que ella fue la encargada de introducir a la joven en su automóvil y llevarla hasta el lugar donde le pidió su pareja.
Minardi explicó que la chica fue secuestrada por indicación del arzobispo estadounidense Paul Marcinkus, entonces director del Instituto para las Obras Religiosas (el IOR, más conocido como el Banco Vaticano) "para dar un escarmiento a alguien".
Tras estas revelaciones fue investigado el exrector de la basílica de San Apolinar Piero Vergari, que autorizó enterrar a De Pedis en ese templo y que también trabajó durante un periodo en la Nunciatura del Vaticano en Italia donde se han encontrado los restos.
Son muchas la hipótesis durante todos estos años sobre este caso y la familia nunca se ha cansado de buscar la verdad, un esfuerzo que ahora coge aliento con el hallazgo de los restos óseos.