Al francés y a su esposa no los recibió ninguna comitiva oficial al arribar a la cumbre del G20. Quien sí se robó todas las miradas fue el pintoso primer ministro de Canadá, Justin Trudeau.
Cero respeto. Papelón mundial. Ninguna comitiva oficial recibió ayer al presidente de Francia, Emmanuel Macron, en su llegada al aeropuerto de Buenos Aires para participar junto a sus en la cumbre de líderes del G20.
El mandatario descendió del avión en compañía de su esposa, Brigitte Macron, y quedó de una pieza cuando no había nadie esperándolo en la alfombra roja. Ante eso, y con la cara por el suelo, sólo atinó a saludar a los dos funcionarios del aeropuerto que se encontraban ahí.
La pareja siguió caminando por la losa hasta subirse al auto que los llevaría al hotel. Sólo en ese momento apareció la vicepresidenta argentina, Gabriela Michetti, designada por la Casa Rosada para recibir a Macron.
Lo curioso es que la autoridad trasandina llevaba más de una hora en el aeropuerto, por lo que todo se debió a un error.
"Nosotros teníamos que esperar a que nos dijeran 'ahora', entonces ahí arrancábamos para la alfombra roja para recibirlos", indicó la vicepresidenta. Sin embargo, "cuando nos dicen 'ahora', vamos y nos damos cuenta que ya se estaban metiendo en el auto. Pasó que a ellos les dieron la voz de 'ahora' antes que a nosotros".
Calcetines
Quien sí se robó todas las miradas fue el pintoso primer ministro de Canadá Justin Trudeau, quien llegó al país vecino marcando tendencia en moda: lució unos calcetines rojos con cículos negros y blancos.
Trudeau es conocido en todo el mundo por combinar política con moda, pero el detalle particular fue sus medias temáticas que combinaban a la perfección con su corbata roja, que también tiene círculos negros y blancos.
La agenda de Trudeau, que llegó a la cumbre con la esperanza de que "se aprovechen los logros obtenidos en G7 en cambio climático e igualdad de género", según declaró.