El mes de mayo fue el más sangriento en Irak desde que se declaró la guerra en Oriente, hace más de cinco años. En los últimos 30 días, se registraron 1.045 muertes en actos de violencia.
Las cifras las entregó la Organización de Naciones Unidas (ONU) a través de un informe. Además, se contabilizaron 2.397 heridos, en un rebrote de la violencia, especialmente de tipo sectario, que ha hecho que se superen las 712 muertes registradas en el mes de abril.
Bagdad ocupó el primer lugar en el número de víctimas y ataques, según la UNAMI, que no detalló las cifras de la violencia que sufrió la capital.
El enviado especial de la ONU para Irak, el alemán Martin Kobler, expresó su "profunda tristeza" por el gran número de víctimas, e instó a los responsables iraquíes a hacer los máximos esfuerzos para que cese la violencia.
Esta semana, Kobler ya advirtió del riesgo de que Irak se deslice hacia un "futuro incierto" si no se adoptan medidas urgentes para poner fin a la actual situación.
Por ello, pidió a los políticos iraquíes que inicien inmediatamente un diálogo para sacar al país del "callejón sin salida" en que se encuentra y para que los terroristas "no se aprovechen de las diferencias políticas".