A ex asesora se le cayó el DVD y contó que a la eslovena hace rato que se le murió la flor y sólo lo puede dejar tirado, según contrato, el día que el magnate abandone la Casa Blanca.
No sería raro que un poco tiempo más un iluminado grabara la historia de Melania Trump, que pasó de súper modelo a la primera dama de Estados Unidos sin nunca haberlo querido.
Es que la señora de cinco décadas, que ni se le notan, está en la cresta de la ola, después que a una ex asistente se le cayó lo que se llama cassete y detallara que la rubia de ojos azules "está contando cada minuto hasta que él esté fuera de la oficina y puede divorciarse".
La lluvia de chanes revivió una vieja historia de la ex estudiante de arquitectura, que cuenta que en estos 15 años que llevan de amor con libreta ella ha sentido más repulsión que cariño por el rubio natural.
Es más. El periodista Michael Wolff fue el primero en irse de tarro y contar que, en la noche electoral de 2016, al conocerse la victoria que llevó al magnate a la Casa Blanca, la pobre Melania lloró, "y no eran lágrimas de alegría".
A esa altura el matrimonio ya no daba para más, pero por un acuerdo prematrionial la eslovena estaba obligada a seguir casada con Trump mientras el gordito tenga la banda presidencial.
Letra chica
Y si todo este tiempo ha aguantado, no sin demostrar en más de una foto que no pasa naipe entre los dos, es porque la ex modelo lo único que quiere es asegurar la herencia de Barron, el hijo de ambos y al que ella teme que podrían pasar por el aro si rompe el contrato matrimonial.
Dicho de otro modo, el futuro de ella y su retoño sólo estará asegurado si ella tramita el divorcio una vez que Trump deje de ser el presi de Yueséi. Por eso, ella lo ha picaneado para que acepte la derrota electoral frente a Joe Biden. Pero el peluca dorada es porfiado y hasta hoy no ha dado su brazo a torcer, por mucho que en enero debe dejar la Casa Blanca.