La canciller alemana reconoció un error personal y pidió disculpas al pueblo alemán tras haber anunciado una paralización durante los primeros días de abril.
¿Es acaso un déjà vu?
Hace menos de 48 horas, Angela Merkel anunciaba un paquete de medidas, que se atrevió a calificar como "freno de emergencia", con el único objetivo de detener las cadenas de contagio que hoy azotan —y cada vez más fuerte— a Alemania. Entre esas medidas, la canciller anunció una paralización prácticamente por completo del país durante los días festivos de Semana Santa.
La notificación de Merkel, sin embargo, no fue bien recibida. Sumó críticas desde distintos sectores de la oposición y, también, desde las asociaciones de comerciantes. Estos últimos consideraban que el cierre total propuesto por el gobierno, entre los días 1 y 5 de abril, era abiertamente contraproducente, ya que inevitablemente generaría aglomeraciones en los supermercados durante los días previos.
Es en este contexto que este miércoles, la canciller tomó la palabra y dio marcha atrás particularmente en ese punto:
"Seamos claros: la idea de hacer un cierre general en Semana Santa tenía la mejor de las intenciones, ya que necesitamos parar la tercera ola y encontrar una forma de revertir el avance de la pandemia", comenzó en un breve punto de prensa donde no aceptó preguntas.
"Sin embargo, la idea del cierre general fue un error: había buenas razones pero no era factible con tan poca antelación. Tampoco está claro si hubiera merecido la pena aunque hubiera más tiempo. Quedaban demasiados temas pendientes, como el pago de salarios, horas de trabajo perdidas, la situación de tiendas y comercios. Quedó claro que estos temas no se podían resolver en tan poco tiempo", continuó.
La canciller finalmente completó: "Quiero que quede claro: este error es mío y solo mío. Al fin y al cabo, yo soy la responsable de lo que hace el gobierno y el cierre de Semana Santa era mi responsabilidad".