La Primera Dama de Gringolandia, Michelle Obama, decidió que a la hora de hablar de la obesidad infantil, lo mejor era mirar cómo andaban las cosas en la Casa Blanca.
La preocupación no le llegó sola, sino que alertada por el pediatra de Malia (11) y Sasha, de ocho pepas.
"Algo se estaba saliendo de equilibrio, me dijo el doctor. A mis ojos yo creía que las niñas eran perfectas, pero al parecer no era así", dijo la preocupada madre.
Las jóvenes chiquillas ahora tienen una nueva dieta que, entre otras cosas, las obliga a comer menos hamburguesas, tomar leche descremada y preferir las frutas y el agua antes que cualquier golosina o bebida azucarada.
Las chiquillas en vez de llevarse un pan con mantequilla de maní al colegio, ahora se llevan una rica manzanita.
Michelle aprovechó de decir todo esto mientras inauguraba un lindo jardín en los patios de la Casa Blanca, para promover un estilo de vida saludable en Estados Unidos.