Cuando ya han pasado ocho días desde que Bin Laden paró las chalupas a consecuencia del ataque de Yueséi, en la ciudad de Abbottabad, el ejército paquistaní tiene calladitos a los vecinos y lejos a la prensa.
A partir del jueves, entre 400 y 500 soldados y policías fueron enviados para acordonar el barrio y evitar que los vecinos se vayan de cassette.
Los cabros del sector pueden salir una vez al día a comprar comida y tienen prohibido charlar con la prensa, quienes están ojo al charqui en las inmediaciones a la espera de la apertura del ex palacio de Osama.
Lo chicos de los medios de comunicación juegan a las escondidas con los uniformados, que pitean y se enyeguecen cada vez que ven uno que se acerca a menos de 500 metros de la casa.
En otras ocasiones los obligan a borrar las fotos o videos que han tomado.
Todos los recursos sirven. Incluso lgunos periodistas han recibido la orden de abandonar inmediatamente la ciudad, por falta de visa adecuada.
Hay cadenas de televisón que de repente fueron declaradas "ilegales".