Dos veteranas monjas italianas se encadenaron a una farola frente al Vaticano. Denunciaban que recibieron una injusta PLR de su convento, y le pidieron al Papa que les preste ropa. Albina Locantore (73) y Teresa Izzi (79) permanecieron caleta de horas encadenadas en la Plaza de San Pedro, incluso durante los 20 minutos durante los cuales el alemán habló y bendijo.
Las ancianas abandonaron el convento por motivos de salud, pero su jefa no las dejó volver. La monja superiora las acusó de desobediencia y las expulsó. Una de las mujeres llevaba una pancarta que decía: "Su Santidad, no somos ni prostitutas, ni violentas, ni ladronas, ni enfermas mentales". Otra pancarta pedía que el caso fuera investigado.
"Después de 60 años al servicio de la Iglesia nos tratan como basura, todo porque se supone que no obedecimos a nuestra superiora", se lamentó la pobre Albina.