Omega era un tierno y sanito mico hasta que sus dueños le enseñaron a fumar, para "entretener" a los visitantes de un zoológico en el Líbano.
Pero como todo maldito vicio se tiene que terminar, unos chascones defensores de los animales cacharon que era un abuso lo que se le hacía al chimpancé y partieron a liberarlo, para enviarlo a un santuario en Brasil donde no podrá fumar.
Con tan solo 12 añitos, el monicaco tenía la mala costumbre de despertarse y agarrar un pucho encendido que le lanzaban los propietarios de la cárcel de animalitos. Durante al día, continuaba tosiendo al recoger los cigarrillos prendidos que los visitantes le tiraban a su jaula.
"Si alguien le tira un cigarrillo, lo recogerá y comenzará a fumar de inmediato", contó Jason Meier, director ejecutivo del grupo defensor de los derechos de los animales Animals Lebanon, preocupado por el mal hábito que tiene el animal.
Omeguita ahora tendrá que pasar por varios especialistas, antes de iniciar su nueva vida en Sao Paulo, ya que nunca se ha subido a un árbol ni ha conocido a otros colegas monos. También podría ser el nuevo rostro de campañas contra el pucho, onda Don Miguel.
Tras ayudar al chimpancé, los bacanes defensores de los animalitos buscarán casita nueva a siete mandriles, varias avecillas y una hiena, que no se rie para nada, por los maltratos que sufría en el zoologico libanés.