En una de sus tantas caminatas diarias, un grupo de mormones fue sorprendido por dos ladrones armados en una favela de Brasil. Uno de ellos se bajó de la motocicleta y les apuntó con una pistola.
Mientras el pato malo inspeccionaba a sus víctimas y se disponía a vaciar los bolsillos, uno de los predicadores se armó de valor, le quitó el arma y lo dejó como membrillo con la mansa paliza.
"El misionero temió por su vida y reaccionó", dijo Eric Hawkins, el vocero de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, cuya base central está en Salt Lake City, Utah (EE.UU), sede principal de los mormones.
MORMÓN REACCIONÓ POR SU VIDA
"La recomendación dada es evitar el conflito. Cada situación es única, y como adultos, los misioneros deben tomar decisiones acerca de su seguridad. En este caso el asaltante tenía un arma y el misionero reaccionó en el momento para proteger su vida y las de sus compañeros", agregó el jefe de la congregación.
https://youtu.be/dx2ZYM2aP34