Se trata de cinco ejemplares en cuya sangre se detectó una nueva variante del coronavirus, que comparte el 91,5% de su código genético con el SARS-COV-2, que provoca la enfermedad.
El laberinto de la cura del coronavirus puede tener una nueva bifurcación gracias a un hallazgo. Cinco murcélagos tomados desde una cueva en Tailandia tenían en su sangre una nueva variante del coronavirus. Se trata de un virus llamado RacCS203, el que comparte el 91,5% de su código genético con el SARS-COV-2, el mismo que provoca el Covid-19.
Pese a ello, los científicos afirmaron estar confiados en que estas nuevas variantes del coronavirus "con un alto grado de relación genética con SARS-COV-2 están ampliamente presentes en los murciélagos en muchas naciones y regiones de Asia".
Lo más importante, es que los expertos aseguran que ven muy poco probable que esta variante pueda infectar a las personas. Sucede que las proteínas de los picos de este virus tienen una forma distinta, por lo que no pueden unirse a las células humanas ACE2, provocando la enfermedad.
Por el momento, se maneja la hipótesis que en rigor, los murciélagos no transmiten la enfermedad a los humanos, sino que esta pasó por una especie intermedia. El principal sospechoso es el pangolín, un pequeño mamífero cuyo cuerpo se caracteriza por una armadura de escamas. Se piensa que en este animal el virus produce la mutación que se adhiere a las células ACE2, permitiendo el contagio a las personas.
También los investigadores buscan determinar si los anticuerpos generados por los mamíferos son eficaces para neutralizar al SARS-COV-2, lo que permitirá avanzar en el conocimiento sobre la inmunización al virus.
Hace un par de días, la misión de la OMS que viajó a Wuhan, la ciudad china donde surgió la enfermedad, concluyó que el SARS-COV-2 es de origen animal -descartando así las teorías que hablaban de un experimento de laboratorio-, y que "no hay evidencia" de que hubiera transmisión antes de su detección en diciembre de 2019 en dicha ciudad.