El curioso hecho sucedió en Colombia durante el 2018 y recientemente fue publicado en la revista científica, Biomédica. Solo existirían 19 casos como este alrededor del mundo.
En general, las probabilidades de que un embarazo sea de gemelos son del 1% y, dentro de ese porcentaje, se encuentran los mellizos (gemelos bivitelinos). Si bien hay factores que lo vuelven más factible, igual son poco comunes.
Pero entonces, si nacen dos guaguas mellizas, ¿cuál es la chance de que sean de distintos padres? Prácticamente nula: solo se conocen alrededor de 19 casos en todo el mundo.
Uno de estas improbabilidades sucedió en Colombia. En 2018, un hombre y una mujer llegaron al laboratorio del Grupo de Genética de Poblaciones e Identificación de la Universidad Nacional de Colombia para comprobar la paternidad de dos mellizos varones que se suponía eran sus hijos; él creía que podría no ser el padre de las criaturas.
Lo que parecía una situación de rutina se convirtió en un evidente caso de estudio, una situación inédita para ellos. Las sospechas del presunto padre eran parcialmente ciertas, es decir, los mellizos tenían distintos progenitores.
No lo podían creer
"Por la rareza del caso les pedimos a las cuatro personas (mamá, papá y los dos niños) que regresaran al laboratorio para tomarles por segunda vez las muestras de sangre", dijo a El País Lilian Andrea Casas Vargas, máster en Genética Humana, doctora en Ciencias Biológicas y directora de la investigación. "Eso nos permitió estar seguros de que no había un error de procedimiento".
Al respecto, los resultados del estudio que se realizó fueron publicados en la revista científica, Biomédica, a mediados del 2020. Sin embargo, ha sido durante los últimos días se ha divulgado de manera masiva.
Se trata de un fenómeno conocido como superfecundación heteropaternal, el cual "se produce cuando un segundo óvulo, liberado durante el mismo ciclo menstrual, es fertilizado por un espermatozoide de un hombre diferente en relaciones sexuales separadas", explicó la investigadora a Infobae.
En términos cotidianos, una mujer tuvo relaciones sexuales con dos hombres en distintos periodos de un intervalo relativamente breve de tiempo (más o menos siete a diez días), y cada óvulo fue fertilizado por espermatozoides de distinto origen.
En la familia de madre existían antecedentes de nacimientos de gemelos, situación que habría aumentado las probabilidades para que sucediera esto. Casas comentó que "el 8% del total de mellizos se produce en superfecundación, es decir, fecundados en momentos diferentes, no en la misma relación sexual, pero sí con el mismo padre", situación que es "relativamente común".
Biológicamente, la situación no implica ninguna complicación o diferencia para el desarrollo saludable de ambas guaguas.
¿Cómo lo supieron?
Para tomar las pruebas de maternidad y paternidad, los científicos hacen un cotejo de las muestras de ADN, el material genético que contiene cada organismo vivo. En ese caso, lo primero que hicieron "fue confirmar que los alelos de los niños, que son las formas en que puede manifestarse un gen, coincidieran con los de la mamá para descartar un cambio de los bebés en el hospital", relató Casas.
Una vez descartada esa posibilidad, se revisó la información genética proveniente de los dos posibles padres, tomando en cuenta una serie de marcadores específicos. Acá se hizo una comparación en base al "panel de cromosoma Y", considerando que ambos bebés eran varones. "El cromosoma Y se segrega solo por la línea paterna, y lo hace en bloque de una generación a otra, nunca cambia", comenta la experta. Este método se usa de manera muy común en las pruebas de paternidad.
"Entonces, al no cambiar, se espera que esos marcadores de cromosoma Y sean completamente idénticos al del padre", explicó. Pero en este caso "se identificaron 14 de 17 no coincidencias, lo que corroboró" las sospechas.
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cromosoma Y[/caption]