Cimarron Thomas se quitó la vida tras ser chantajeada por un abusador digital. 18 meses después, su padre también se suicidó.
El juicio de Alexander McCartney, un estudiante de 26 años de informática, ha causado revuelo en todo el mundo. Y es que el hombre es acusado de llevar al suicidio a una niña de 12 años, a quien chantajeaba con fotos íntimas, cuyo padre posteriormente también se quitó la vida.
El hombre oriundo de Irlanda del Norte, que se declaró culpable de homicidio involuntario en el caso de Cimarron Thomas, una niña de 12 años de West Virginia, a quien engañó haciéndose pasar por una adolescente llamada Sarah.
Así se ganó la confianza de Thomas y la incentivó a enviarle fotos íntimas. “Se acercó a Cimarron con una serie de piropos, lo que la llevó a sentirse cómoda compartiendo imágenes de su cuerpo”, aseguró fiscal David McDowell.
Cuando la niña cumplió con su petición y le envió fotos desnuda, este comenzó a chantajearla con reenviar las imágenes al padre de la pequeña, si esta no obedecía lo que él le dijera. “Ella le suplicó que la dejara en paz, pero siguió exigiendo más”, añadió.
Una niña aterrorizada
Aterrorizada y angustiada, la niña le envió un mensaje diciendo: “Me pegaré un tiro”. Pero lejos de obligar a McCartney a desistir de su chantaje, este respondió cruelmente, iniciando una cuenta regresiva y escribiéndole: “Adiós y buena suerte”.
Poco después de que la conversación llegara a su fin, la hermana pequeña de Cimarron escuchó un estruendo que pensó que era un globo reventándose. Al acudir a la habitación de sus padres para cerciorarse que todo estaba bien, encontró a su hermana en el piso con una herida de bala en la cabeza.
La niña se quitó la vida usando el arma de su padre, un exveterano de la armada de los Estados Unidos, quien no pudo con la culpa y la pena. 18 meses después de la muerte de su hija, él también se suicidó.
En el juicio de McCartney, la familia de la niña emitió una sentida declaración. ”Nuestras vidas nunca volverán a ser las mismas. No pudimos verla graduarse, caminar hacia el altar ni tener hijos. Nos robaron y nuestras vidas cambiaron para siempre”, señaló el abuelo de Cimarron.
En una medida sin precedentes, desde el punto de vista legal, McCartney fue acusado de homicidio involuntario a pesar de no haber conocido nunca a la víctima y de vivir en otro país.