Nos adelantaron interrupciones en el tráfico aéreo, en las comunicaciones y hasta en la luz, pero finalmente no pasó nada. Los loquillos de la NASA se secaron el sudor de la frente y confirmaron que una de las tormentas solares más fuertonas del último tiempo pasó sin pena ni gloria por la tierra.
Como parte de su ciclo normal, el sol anda a saltones con erupciones de distintos grados. Para la noche del jueves y madrugada de hoy se pronosticó una llamarada de categoría G5 y grado X5,4 que pudo haber dejado la escoba, pero que pasó piolita. Según la NASA, la tormenta fue brava, pero nos golpeó como un petalo de rosa. ¡Zas!
El físico Terry Onsager de la NASA soltó en palabras simples que "estábamos observando al boxeador y esperando el golpe. Pero no llegó". Eso sí, la sacamos barata, ya que "nos golpeó con el dorso de la mano al retirarse".
La próxima erupción vendría el domingo, pero sería menor a la de este jueves, que finalmente cambió de dirección por un campo magnético que iba hacia el norte.