El Papa Francisco es total: dice las cosas por su nombre, es hincha del fútbol (San Lorenzo) y seco, pero seco, pa'l palanqueo. Y esta vez agarró al mismísimo Donald Trump, presi de Gringolandia.
Pasó que el pontífice recibió ayer en el Vaticano al mandatario y a la esposa de este, la guapísima Melania y le tiró flor de talla por el sobrepeso de su marido.
"¿Qué le das de comer, potica?", le dijo el Papa a Melania, refiriéndose a una torta cargada al dulce y las calorías y que es típica del país natal de Melanía: Eslovenia.
En todo caso, la tortita del cuento se pronuncia "potiza", pero da lo mismo, porque la bella esposa de Trump cachó al toque el chiste: "Sí, potica", dijo ella riendo.
Todos rieron de compromiso, e incluso habrían pensado que hablaban de pizza, cuando realmente el tema eran los 107 kilos que pesa Trump.
La conversación culinaria fue confirmada luego por la Casa Blanca y, para arreglarlas, aclaró a la prensa italiana e internacional la broma del pontífice, quien es un goloso del postre esloveno por tener una sobrina casada con un argentino de origen esloveno que se lo prepara.
Visita de doctor
El encuentro Papa-Trump duró media hora y se contó que Francisco le habló de la crisis de Medio Oriente y de la protección a las comunidades cristianas en esa región. Después, el gringo le regaló un medallón al pontífice y este una rama de olivo.
Para finalizar, Trump dijo: "Gracias, gracias. No me olvidaré de lo que me dijo".
La duda surge si no olvidará lo conversado en privado o los kilates ganados con el supuesto consumo de "potiza".