Por cuarto día consecutivo, los pepes que viven en Madrid patearon ayer la cachupina por la huelga que mantienen los trabajadores del Metro y que ha provocado un caos vial en la ciudad.
Ayer jueves, los huelguistas se compadecieron del público y garantizaron un servicio 50 por ciento normal, pero igual las calles colapsaron por el aumento de los autobuses dispuestos por las autoridades para enfrentar la emergencia.
Los trabajadores del pategoma madrileño alegan por la reducción del 5 por ciento de sus salarios que dispuso el gobierno regional, para enfrentar la crisis económica que afecta a España y a varios otros países europeos.
Los operarios del Metro sostienen también que no son funcionarios públicos, por lo que la reducción salarial no se puede aplicar a ellos. El presidente del gobierno pepe, José Luis Rodríguez Zapatero, llamó a los trabajadores a respetar los servicios mínimos obligatorios.