Un aro y un piercing hundieron al colombiano Héctor Fabio Franco Giraldo, acusado de asesinar a la joven chilena Fernanda Fabiola Urzúa (15), el 27 de julio de 2007, en Tenerife, España.
En la segunda audiencia del juicio contra el sujeto, que arriesga hasta 25 años de cana, declararon los agentes de policía que intervinieron en su captura.
Entre ellos testificó un comandante de la Guardia Civil, quien especificó cómo se resolvió el caso. Primero, se montó un gran operativo, con casi 500 personas dedicadas a la búsqueda, y explicó que a pesar de que durante varios días buscaron el cuerpo de la niña en el sector de El Fraile, no dieron con él debido a que estaba muy bien oculto.
Agregó que a partir de testigos que vieron en el lugar la camioneta de Franco, comenzaron a investigar al colombiano y seguirlo.
El cafetero, cachando que podría caer, decidió no usar su vehículo, una Dodge enchulada, y cambió sus hábitos de desplazamiento.
Ante ello, la poli decidió incautar la Dodge para buscar indicios de la joven desaparecida. Onda CSI, hallaron un piercing y un pendiente en forma de araña, los que fueron reconocidos por la madre de Fernanda.
De ahí fue coser y cantar, ya que el tipejo decidió confesar su crimen.
Ahora, a casi dos años del homicidio, Franco dijo en el estrado que quiso tener sexo con Fernanda, pero que ella lo rechazó y comenzó a gritar, por lo que la golpeó.
Luego fue a botar su cuerpo a un despeñadero, desde donde le arrojó rocas para cubrirlo.
Franco -como todo asesino- pone cara de cordero y grita arrepentimiento al pensar en los 25 años de cana que le pueden tirar.