Por fin pelones taiwaneses ingresarán a China

"No hay guatón que sea mala gente ni hay pelao que sea sinvergüenza". Esta sabia estrofa de Tito Fernández, "El Temucano", refleja la verdadera esencia de los calvitos que generalmente son simpáticos, alegres y totalmente identificables en los estadios.

Lamentablemente el gobierno chino no pescaba ni en bajada a los peloncillos taiwaneses y para remate les ponía una controversial restricción: No les otorgaba la visa. Afortundamente esta rarífica forma de discriminación con los lampiños de azotea que regía en la ciudad de Xiamen, en el sur de China, se acaba de revocar.

La regla prohibía a los taiwaneses resbalín de piojos recibir la visa multivisita de un año que habitualmente se otorga a turistas y hombres de negocios.

Las autoridades de ojos lasgados intentaron explicar de todos las formas posible la medida chanteturri, que por muchos fue evaluada como una burda manera de discriminar a los pobres alopésicos. Al final los jerarcas de Xiamen se fueron de lengua y contaron la dura. Según ellos, la verdad es que muchos taiwaneses, con el objeto de ingresar al país, falseaban su identidad para obtener la preciada visa: "Es mucho más fácil para un calvo disfrazarse. La verdad es que se hubiera hablado de discriminación si los oficiales de aduana hubieran obligado a los visitantes a quitarse las pelucas", explicó Roger Hsu, uno de los voceros de la Asociación de Agencias de Viajes de Taiwán.

No hay que ser una luminaria para cachar que la cancelación de la medida se explica principalmente por la mejora de las relaciones diplomáticas entre el gigante oriental y Taiwán, que comenzó en el 2008 y no era una mala onda con los pobres cabecitas de bola de billar.

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