Hasta la invención del aerosol, la única manera de matar a una mosca era poseer una rapidez inusual para liquidarla con el matamoscas, o armarse de paciencia hasta que decidiera irse.

Ha sido una batalla constante y que se remonta hasta los orígenes mismos del ser humano, y éste siempre ha resultado el perdedor. Puede eliminar alguna, pero no hay caso, al poco rato ya hay otras moscas.

Y es que este insecto posee un par de armas especiales ubicadas en su cabeza: Sus ojos, que tienen una visión de 360 grados, y unas conexiones cerebrales "diseñadas" para evitar los matamoscas o sus derivados.

Así lo descubrieron caperuzos del reconocido Instituto Tecnológico de California, quienes comprobaron que ante la mera sospecha de una amenaza, estos insectos ajustan su posición de descanso para volar en la dirección opuesta de donde proviene el peligro, lo que les garantiza un escape seguro.

En concreto, cuando siente que algo puede hacerle daño, la mosca mueve sus patas del medio hacia adelante, todo en unos 200 milisegundos, se inclina hacia atrás y levanta las patas traseras para un despegue por la retaguardia.

Ahora, si la amenaza proviene de alguno de sus costados, el insecto se inclina hacia el polo opuesto justito antes de despegar.

LA PAPA

Estos descubrimientos, en todo caso, no sólo sirven para admirarse de la destreza de las moscas, sino que se les puede sacar un provecho mayor: Pueden ser empleados para, finalmente, aprender cómo eliminarlas sin necesidad de recurrir a los aerosoles que tan mal le hacen al medio ambiente debido a que son uno de los factores que provoca el calentamiento global.

El principal consejo que se desprende del estudio efectuado por los científicos gringos es que no hay que apuntar el matamoscas directamente al lugar donde está posado el insecto.

El secreto es hacerlo en la que será la ruta de escape que empleará. Es decir, si usted se acerca por detrás de la mosca, debe lanzar el golpe algunos centímetros más adelante, y viceversa.

Pero como pasa con todo en la vida, para hacerlo bien debe ensayar. Y moscas sobran para hacerlo.