Bastó que el consejo de seguridad de la ONU le diera la espalda a Muammar Gaddafi para que las potencias comenzaran a darle como bombo en fiesta al gobierno libio.
El ministerio de Defensa francés anunció que sus aviones abrieron fuego (contra sus antiguos aliados) para "garantizar la exclusión del espacio aéreo y evitar ataques a la población civil".
Cerca de la ciudad de Bengasi, los cazas se echaron cuatro tanques que habían entrado para atacar a los rebeldes que buscan la caída del tirano, que lleva más de 41 años en el poder.
La televisión estatal libia anunció que zonas residenciales de Trípoli han sido blanco de ataques aéreos realizados por aviones "del enemigo cruzado".
Gringolandia y el Reino Unido también se metieron al baile. Un barco de guerra norteamericano lanzó sus primeros misiles contra las fuerzas del coronel libio.
Y el primer ministro británico, David Cameron, confirmó que sus bombarderos sobrevuelan Libia porque era "necesario, legal y correcto".
Uno de los pocos mandatarios del mundo que le prestó ropa al líder árabe es el presidente venezolano. Hugo Chávez acusó a Estados Unidos y a sus aliados de querer "apoderarse del petróleo libio".
Poco después del inicio del ataque, Muammar Al Gaddafi se dirigió al país y le pidió a sus seguidores armarse para enfrentar al enemigo, en lo que llamó como una nueva "cruzada colonialista".
En el mensaje enviado por teléfono y transmitido por TV, Gaddafi amenazó con atacar objetivos civiles y militares en el norte de África y la costa mediterránea. El mar que lo separa de Europa lo llamó como un "campo de batalla".
"Vamos a abrir los arsenales y armar a todos los libios", avisó antes de terminar su discurso.
Tras las ráfagas internacionales, el gobierno de Libia pidió una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU. Una fuente de gobierno indicó que dejarán de cooperar con Europa en la lucha contra la emigración ilegal.
Por su parte, la televisión estatal dijo que los ataques habrían dejado 48 muertos y 150 heridos. También reportó que muchos seguidores de Gaddafi llegaron a uno de sus palacios a demostrar apoyo al régimen.