Presi polaco muere en atroz accidente aéreo

El luto, el pesar, la amargura y la sensación de que hay una suerte de mala pata histórica con su vecina Rusia, invaden a Polonia, cuyo presidente, Lech Kaczynski, y las más altas autoridades de su país perecieron ayer al estrellarse el avión a bordo del cual se aprestaban a aterrizar en la ciudad de Smolensk.

Entre los 97 pasajeros fallecidos se encuentran la mujer de Kaczynski, Maria, y funcionarios polacos de primer rango, incluyendo al jefe del Estado Mayor, Franciszek Gagor; el vicepresidente del Parlamento, Jerzy Szmajdzinski, y el viceministro de Exteriores, Andrzej Kremer.

La delegación viajaba a Rusia para participar en la conmemoración de la masacre de 20 mil oficiales e intelectuales polacos por parte del servicio secreto soviético hace 70 años en Katyn, hecho por el que durante décadas los soviéticos culparon a las fuerzas de ocupación nazis.

DRAMA HISTÓRICO

La histórica mala suerte de Polonia con el país vecino también pasa porque el avión, un Tupolev TU-154, fue comprado hace 20 años a Rusia y en 2008 había presentado ya deficiencias técnicas.

En todo caso, el presidente ruso, Dmitri Medvedev, prometió una investigación para establecer las causas de accidente.

Fuentes aeronáuticas de ese país sostienen que el Tupolev cayó porque el piloto intentó aterrizar a pesar de que se le había dicho que regresara a Varsovia hasta que hubiera buen tiempo.

Apenas se supo de la infausta noticia, el primer ministro polaco, Donald Tusk, rompió a llorar. "Un drama como éste no lo ha visto nunca el mundo moderno", sollozó.

En la catedral de Varsovia, al igual que en muchas ciudades, se ofició una misa. En el recinto muchos no pudieron aguantar las lágrimas. "¿Por qué, por qué, Señor?", exclamaba una anciana, levantando las manos al cielo.

"Siempre sufrimos, los polacos siempre sufrimos", decía otro viejito, que más allá del misterio divino comparaba el accidente de Smolensk con el atentado a las torres gemelas de Nueva York en 2001.

Casi todos los países del mundo se plegaron al dolor polaco, que al drama de Katyn agregaron el de Smolensk.

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