Atención, abuelitas fanáticas de la realeza, porque el Príncipe Harry de Inglaterra ya está sanito y salvo en su casa.
En la mañana de ayer pisó suelo inglés después de transformarse en un warrior y metralleta en mano, ponerse a matar afganos.
El más contento era su padre, el príncipe Carlos, que estaba muy preocupado del futuro de su retoño.
"Con Harry en la guerra viví en carne propia lo que sienten las miles de personas que tienen un hijo combatiendo", dijo el heredero de la corona.
Harry, por su litro, se mandó una frase para el bronce en una entrevista a un medio británico.
"Estando allá, al final del día me sentía como una persona normal. Y creo que esto es lo más normal que seré en mi vida", dijo el hombre de sangre azul.
Su hermano William también estaba feliz, porque estaba chato de salir a carretear solo.