Los británicos perdieron la esperanza de celebrar pronto una boda real. El príncipe Harry terminó una relación de cinco años con Chelsy Davy.
El hijo del príncipe Carlos y Diana de Gales no sacaba a su mina ni para los temblores. La pareja ya se había separado una vez y se reconcilió a medio morir saltando. Ahora todo indica que es definitivo. Chelsy, de 23 años, se cansó del príncipe, de 24, famoso por lo bueno para el carrete y el copete.
Harry y Chelsy lucharon por salvar su relación hasta el final. En un último intento compartieron unas vacaciones en Mauritania. Pero el lujoso descanso en un entorno paradisíaco no logró resolver los problemas. Tampoco su hermano ni el príncipe Carlos pudieron aconsejar al pobre cabro, que canta para pasar sus penas: "Ay, maldito alcohol, quítame la vida...".