La inglesa Sandra Davis (61), guaripola y alta sacerdotisa de un grupo de brujas británicas, denunció un acto de profunda discriminación de parte de la Iglesia Católica luego que la Diócesis de Shrewsbury le prohibiera organizar una junta anual con sus colegas.
"Tras haber anunciado, vendido entradas y tener todo preparado en el local, nos dijeron que no podíamos realizar el encuentro", alegó la precursora del aquelarre, quien argumentó que la iglesia les funó su cumbre de escobas porque "las brujas no son compatibles con el espíritu católico".