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Qué es el código morse y por qué Rusia lo sigue usando en una guerra moderna como su invasión a Ucrania

El profesor de ciencias políticas de la Universidad de Lund en Suecia, Tony Ingesson, descifró los motivos de las fuerzas rusas para recurrir a este sistema.

Qué es el código morse y por qué Rusia lo sigue usando en una guerra moderna como su invasión a Ucrania. Foto: referencia / soldados rusos en la exhibición del Día de la Victoria, el 9 de mayo de 2024.

Los avances de la tecnología han permitido que hoy las guerras cuenten con armamentos que anteriormente no estaban disponibles. Entre ellos se encuentran distintos tipos de drones y misiles hipersónicos, además de herramientas que recurren a la inteligencia artificial (IA).

Sin embargo, hay ciertos métodos de comunicación que se han mantenido con el paso de las décadas. Al menos, en algunos casos.

En el contexto de la invasión de Rusia a Ucrania, el código morse sigue presente, a pesar de que fue inventado hace más de 150 años.

El profesor de ciencias políticas de la Universidad de Lund en Suecia, Tony Ingesson, aseguró recientemente en una columna que escribió para The Conversation que los militares rusos lo usan para acciones como enviar mensajes desde bombarderos hacia centros de control o desde barcos hacia sus cuarteles en tierra.

Aquello no deja de llamar la atención, ya que se trata de un sistema que data desde el siglo XIX.

No obstante, el académico sugirió algunos motivos de por qué las fuerzas del Kremlin ha recurrido a esta estrategia, pese a otras propuestas más novedosas que hoy se pueden utilizar.

Qué es el código morse y por qué Rusia lo sigue usando en una guerra moderna como su invasión a Ucrania. Foto: referencial / soldados rusos en septiembre de 2021.

Por qué Rusia sigue utilizando el código morse

El código morse es un sistema de representación de letras y números mediante señales emitidas de forma intermitente, al cual se puede recurrir en un formato de audio para transmitir mensajes.

Ingesson recordó que fue creado por el inventor y artista estadounidense Samuel Morse, quien inicialmente diseñó un dispositivo que recibe e imprime texto en papel.

Para ello, contó con la ayuda del maquinista Alfred Vail, quien creó los puntos y las rayas para representar el código y se le ocurrió utilizar el sonido para entregar información.

Ambos se dieron cuenta de que, en audio, formaba ritmos y patrones que quienes lo conocieran podrían reconocer.

Según el especialista de Lund, “un operador experimentado en código morse puede completar los espacios en blanco causados por interferencias, mala recepción, ruido o mal funcionamiento del equipo”.

“En un sentido neurológico, el morse habita en un nicho muy peculiar, que se ha comparado a ‘leer con los oídos’, pero donde transmitir y recibir se asemeja más al acto de hablar que a escribir”, precisó.

Ese es uno de los puntos de por qué se recurre a este, aunque se le suma otro factor clave: el hecho de que, en términos técnicos, es sencillo de transmitir.

De hecho, Ingesson aseguró que “cualquier persona con conocimientos tecnológicos básicos puede construir su propio transmisor utilizando componentes estándar”.

“La señal generada por un transmisor morse es igualmente minimalista y utiliza un ancho de banda muy estrecho de solo 100-150 hercios (las comunicaciones de voz estándar utilizan 2500-3000 hercios). Esto también significa que los receptores pueden utilizar filtros muy estrechos y así eliminar gran parte del ruido ambiental generado por diversas formas de interferencia”, detalló.

Bajo esta línea, Ingesson enfatizó que “solo necesita un mínimo de potencia para recorrer distancias importantes”.

Incluso, a modo de ejemplo, dijo que en 1956 se demostró que 78 milivatios de energía pueden ser suficientes para transmitir desde Massachusetts (Estados Unidos) a Dinamarca.

“Es menos que la décima parte de lo que utiliza una sola bombilla LED”, agregó.

Y aunque este mecanismo usado en la Segunda Guerra Mundial puede descifrarse tanto por quienes lo entienden como —en la actualidad— mediante el uso de programas, puede protegerse con métodos específicos antes de que un mensaje sea enviado.

Una de las formas más seguras de cifrado, la ‘libreta de un solo uso’, no requiere más que lápiz y papel. Básicamente, una libreta de un solo uso es una cadena aleatoria de caracteres, al menos tan larga como el mensaje que se va a cifrar. El remitente usa su bloc para encriptar, mientras que el destinatario usa una copia del mismo bloc para decodificar el mensaje (solo debe haber dos copias y cada una debe destruirse inmediatamente después de su uso)”, precisó Ingesson.

Así, siempre y cuando se cumpla esta última regla, pueden proteger el mensaje que transmitieron de manera sencilla y eficiente, destacó el especialista de Lund.

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