Federico Dean, un desdichado periodista de 41 años, nunca podrá relatar a sus nietos la mala suerte que lo rodeaba. Y no porque fuera tacaño con sus vivencias o porque sufriera de problemas a la voz, simplemente porque abandonó este mundo cruel tras ser alcanzado por un rayo.
Triste, pero si algo nos ha enseñado la perra vida es que las cosas siempre pueden ser peor. El hombre venía de esparcir en la cima de una montaña de los Alpes italianos las cenizas de su querido hermano, que había muerto pocos días antes en un accidente de tránsito en México.
El desafortunado Dean dejó en la montaña una placa conmemorativa en honor al fallecido familiar y aprovechó de tomar varias fotos antes de regresar junto a un amigo que lo acompañaba. Cuando se disponían a hacerlo, el tiempo empeoró y se desató una tormenta pocas veces vista.
Desgraciadamente, fue alcanzado por un rayo mientras bajaba por una escalera metálica, impacto que lo lanzó a más de cien metros por la montaña. La caída le provocó serias contusiones que le causaron la muerte... y su compañero resultó sólo con quemaduras leves.