La reina Isabel II de Inglaterra se embarcó en la búsqueda de un lavador de platos de nivel pro, que le deje como espejos sus cubiertos y que además viaje de forma itinerante al menos tres meses al año a todos sus palacios reales a dejar impeque la cocina.
La idea es que el compadre sea “puntual y confiable”, que tenga capacidad de trabajo en equipo y que cuente “con una actitud de trabajo flexible y predispuesta”.
La monarca británica publicó el anuncio en su sitio oficial, donde además adelantó que el elegido se embolsará hasta 14.200 libras esterlinas al año (22.850 dólares) por la pega.
El lavaplatos real tendrá su base de trabajo en el Palacio de Buckingham, en el centro de Londres, pero deberá también lavar platos en el castillo de Windsor, y el Palacio de Sandringham, ambos en Inglaterra, y en el castillo de Balmoral y el Palacio de Holyroodhouse, estos últimos en Escocia.
El “asistente de tareas generales (lavado de platos)”, como fue descrito en el anuncio real, deberá trabajar unas 40 horas semanales como parte “de un equipo responsable que mantenga la limpieza del restorán de los empleados y de los miembros de la Corte”.
Además, a la hora de la selección se tendrá en cuenta la “higiene y controles sanitarios” del elegido.
Otras vacantes de trabajo incluyen asistente de venta de entradas (en museos reales), agrimensor, vendedor y jefe de guardias.