Es verdad. Apenas tembló, Cristina Kirchner se paró como resorte del asiento y su primera reacción fue correr a pararse al lado de la puerta. Usted sabe, la mandataria argentina anunció hace poco que quiere gobernar hasta el 2020, así que presi que arranca, sirve para la reelección.
Pero cuando la guapa "jefa" de los hermanos trasandinos se calmó, nos mostró su otro lado: El rudo, el mismo al que le temen al otro lado de los Andes. La guaripola no se quedó al almuerzo que ofreció Don Tatán en Cerro Castillo, y en vez se subió a un helicóptero de la Fach para visitar uno de los tres hospitales de campaña donados por su gobierno, en Curicó.
Allí se llevó una hermosa sorpresa, porque en la mañana, poco antes de las mansas réplicas, nació la primera niña en el recinto de emergencia. La pequeña Anahí Constanza se transformó en la alegría de todos y recibió el especial saludo de la "Señora K" en su visita, que duró poco más de media hora y que tuvo un inédito despliege de seguridad.
La "familia Miranda", que llegó a un costado del recinto hospitalario, le gritaba con esperanzas a la gobernante que fuera la madrina de la pequeñita. Pero entre el ruido del helicóptero que la esperaba para salir de vuelta a Viña, el apuro y el acoso de los apóstoles, la mandataria sólo esbozó una sonrisa simpaticona. "Si es necesario mandar más ayuda, lo seguiremos haciendo. Fuerza, Chile", fueron sus últimas palabras, ¿viste?
MÁS ENCIMA MOSTRÓ SU LADO METALERO CUANDO PASÓ EL TEMBLOR
No se confunda. No es que a la "Señora K" se le hayan soltado las trenzas y de pronto nos mostrara su lado metalero con el inconfundible saludo de los cuernos, ese que usan los guatones adictos a Ozzy Osbourne.
Tampoco es que, en pleno cambio de mando, haya visto a un amigo chuncho, otros que se saludan con el pulgar, el índice y el chico, el meñique, obvio, apuntando hacia arriba. Simplemente, la guapísima Presi argentina, apenas pasó el temblor, que hay que decir que la tuvo todo el rato al lado de la puerta del Congreso para arrancar, pidió un teléfono para saber si su chanchito querido estaba bien en la Casa Rosada.