El sospechoso de asaltar el palacete de un imitador de Elvis Presley en el condado de Pueblo, Gringolandia, se fue al toque a la capacha por culpa de un tatuaje en su cara.
La inscripción "East Side" en el labio superior de Anthony Brandon Gonzales, de 20 pepas, sirvió para que los testigos pudieran reconocerlo fácilmente.
Además de esa frase, el delincuente también tenía tatuado el número 13 en su barbilla.
Según los expedientes del caso, ambas marcas podían verse fácilmente, aunque el malandrín tenía puesta una máscara cuando cometió su fechoría.
Gonzales ya tenía otras yayitas con la justicia norteamericana por tráfico de drogas. El sargento Eric Bravo, quien estuvo a cargo del procedimiento que lo mandó a la cárcel, dijo "gracias a sus tatuajes, es muy difícil confundirlo".