Trump: ricacho de la tele va por la Casa Blanca

En las magníficas dependencias del rascacielos Trump Tower, en la 5a Avenida, en Nueva York, y con una arenga de las suyas, de esas que sacan chispas, el multimillonario gringo y presentador de televisión, Donald Trump, se tiró ayer a la piscina como uno de los precandidatos republicanos a la Casa Blanca.

El caballero, de 69 años, dueño de  la fortuna 405 del mundo y la 133 de Gringolandia, que en billete es algo así como 4,1 mil millones de dolarcetes, entró al ruedo político en serio después de varios intentos, en que abrió la tarasca, guapeó, hizo cachañas y al final se fue por Detroit.

Trump, quien estelariza el programa de tele “El Aprendiz”, donde en onda reality da clases de cómo hacerla de oro para forrarse o por último trabajar para que él sea más ricacho, le da duro a la sin hueso y los “siñures políticos” lo quieren pocazo, incluso en el Partido Republicano.

Una de las salidas del tata se produjo al toque de su entrada al ruedo por la Casa Blanca: “(Los mexicanos) están enviando drogas, enviando crimen, son violadores, y asumo que algunos son buenas personas, pero hablo con los guardias fronterizos y nos dicen lo que estamos recibiendo”.

Hasta donde se sabe, no hay misterios onda Teoría de la Conspiración en el origen de la fortuna de Trump, pero se tejen leyendas sobre el pelo que le tapa la pensante.

Se ha escrito que es peluquín o “gato”, que se hace el emparronado, que es implante capilar pero de dichondra, raygrass y poa pratensis. Tema que el propio millonario develó el 2012, en la revista “Rolling Stone”: se lava el pelo y lo deja secar al aire por una hora mientras lee los diarios. De ahí lo peina “como me lo he peinado durante años: adelante y atrás, siempre igual”.

Así intenta quedar bonito para cachetonearse con las bellezas de los concursos Miss Estados Unidos y Miss Universo, franquicias que por ahora son suyas. ¡Mish!

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